Hay un edificio gris
en algún barrio en serie
del color de un televisor apagado
asediado por nieve plomiza
a la vista de árboles raquíticos
y autos oxidados
Inmóviles.
Estoy arrodillado, agotado.
El kimono blanco
pesa de tanto sudor.
Una gota me cae por la cara
y en un momento solo existen
esa gota que rueda
y el corazón que golpea exitado.
Abro los ojos,
Y me doy cuenta de que casi alcancé algo.
Casi.
Daniel está leyendo.
Usa su voz de poeta
en la que se mezclan
la tristeza de las ciudades muerta
y la calma cansada pero emocionante
de la divinidad.
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