El le daba cuerda
Y ella era resortes que lo aumentaban.
Sintió, oh Dios,
Que ella lo entendía
Y le cortó, lo ví Oh Señor,
Las piernas.
Pero el miente, Oh Señor,
Se queda en casa
Y ella camina.
Oh Mi Dios, Ella,
Látigo en mano,
Si la dejamos,
Es la peor peor correa,
La misma cerámica del porro,
El mismo azote del padre.
Tu amada, macho,
La correa del perro
Que no esperabas ser.