Por la mañana,
Mauro repone las heladeras de Quilmes.
Pule las botellas
con un movimiento marcial
de su mano enguantada,
casi saludandolas.
Es veloz,
pero tiene la paz y el cuidado
de un anticuario acomodando
cerámica antigua.
Acaba,
cierra la puerta de la heladera
y las botellas gemelas quedan firmes
mirando al frente.
Por la tarde, la heladera estará casi vacía.
Es Viernes
y los estudiantes se llevarán esos carámbanos de vidrio
para digerir la noche.
Prisa
Publicado por
Unknown
en
21:24
A las tres
el mundo se derrite detrás del vidrio,
en el medio de la siesta
la chica tiene sus manuales en un brazo
y todo el apuro del mundo.
Estoy cansado
por eso me desarmo en cortesías,
ella contesta con monosílabos
y vigila mis manos
como azontandolas.
Me apura,
embolsa para ganar tiempo
paga y regala la moneda
y escapa antes de que pueda darle el ticket.
La caja y yo nos quedamos preocupados.
Pobre chica, nos decimos.
No entedemos como alguien
puede tener tanta urgencia,
cúal es la prisa
de llegar al desierto.
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