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Orquídea


En esa época
vivía con otros tres
en una casa donde las cañerías
habían vencido y florecían
en cristales.
Vos venías cada tanto
para que consiguiera.
Yo te decía que lo llames
que él se come el mambo,
pero al final viene y pega.
No querías saber nada,
yo tranzaba con desconocidos,
después nos íbamos al patio
donde veíamos los edificios sin raíces
prendidos sobre los escombros, multiplicándose.
Después te fuiste,
los chicos dicen que eras una orquídea
alimentándose de un árbol podrido.
Yo prefiero pensar
que volaste cuando tiraron
las últimas casas
y las usaron de abono
para esos departamentos de vidrio
que ahora brotan en el barrio.

Cristal


Plantamos un vidrio
en el lavarropas viejo.
Era un retoño de las cañerías
que florecían
en las paredes de la casa.
No tardó en crecer.
En el parque
masticábamos sus ramas de humo frío
su flor de cristal roto,
y la autopista sin raíces,
apenas apoyada al suelo,
se volaba con el viento
como pasto seco.
Yo era el enfermero, el brujo,
la cartera.
Vos vivías brotada
masticando la planta imposible,
corrías por el barrio
y te seguía, con la correa,
menos lúcido y más asustado.
Al final, la planta se secó,
como los edificios
que nacen sobre las casas muertas
no tuvo donde afirmarse
y vos te fuiste.
Las nubes
me cuentan
que vos también te secaste
y andás por ahí,
todavía más estéril que la ruta.