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Zanzíbar

repongo
con brillantes sobres rojos
una hambrienta góndola.
un paquete se rompe
y la semilla que cae no vale nada.
la levanto, me llena su olor
y sus cicatrices me cuentan de otro tiempo.
en su interior se esconde Zanzíbar,
las civilizaciones, antiguas y sagradas
arrancadas del suelo como yuyos.
los miles que mataron y murieron por ella,
traficantes suicidas
que buscaban reinos de selva y oro.

¿cuánto está la nuez moscada?}
ocho treinta, señora

2 comentarios:

Kiki Gruñitos dijo...

Es como una historia pasada incrustada en la actualidad. Tus relatos siempre son indefinidos, como que queda a la imaginación de cada cuál, me gusta eso.
Subí a mi blog un antiguo relato que una vez publiqué en mi otro blog. Puede que lo recuerdes (lo más probable es que no xd), así que espero que le eches un ojo

Unknown dijo...

la idea es eso, q los poemas del super sean una fuga a lo magico, escondida en cosas cotidianas como el cambio o un paquete de azucar...
luego leo tus escritos, ando medio desconectado estos dias...

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