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Sin Título (Aún)


Sus amantes son tantos,
que cuando corren en estampida
descarrilan los trenes
y estallan los cristales de las ventanas.
A veces se juntan, sin querer,
la ciudad es chica,
y cuentan historias,
mezcladas con cerveza.
Recuerdan la boca que besaron
los pezones que hicieron doler,
los tatuajes oscuros en la espalda
brillante por el sudor
mientras ella rompía
la cama del hotel
con el peso de su energía terrible.
La odian, por no tenerla,
por hablar de ella en la oscuridad y el frío
y la arrojan al barro
junto a las colillas de los cigarros.
A la larga,
ella se entera.
La ciudad es chica.
Se deprime, se toma una cerveza,
se fuma un porro
y busca algún amigo o amiga
que luego se sumará a las filas de amantes despechados
que la humillarán sin razón.
Ellos no entienden,
ella a su manera los amó a todos.
Incluso a mí.

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