Delicious LinkedIn Facebook Twitter RSS Feed

Cristal


Plantamos un vidrio
en el lavarropas viejo.
Era un retoño de las cañerías
que florecían
en las paredes de la casa.
No tardó en crecer.
En el parque
masticábamos sus ramas de humo frío
su flor de cristal roto,
y la autopista sin raíces,
apenas apoyada al suelo,
se volaba con el viento
como pasto seco.
Yo era el enfermero, el brujo,
la cartera.
Vos vivías brotada
masticando la planta imposible,
corrías por el barrio
y te seguía, con la correa,
menos lúcido y más asustado.
Al final, la planta se secó,
como los edificios
que nacen sobre las casas muertas
no tuvo donde afirmarse
y vos te fuiste.
Las nubes
me cuentan
que vos también te secaste
y andás por ahí,
todavía más estéril que la ruta.

0 comentarios:

Publicar un comentario