Delicious LinkedIn Facebook Twitter RSS Feed

Muñeca de Porcelana

Mierda, pienso
antes de que suene el portero,
deberían prohibir el vodka en el verano.
En la puerta asoma,
despechada,
la muñeca de porcelana.
Mi gato y yo
le oficiamos de confesores.
Una mujer abandonada hace un mes
es un dolor ácido, cruel, vengativo.
Una chica que recién cae en la cuenta
de que está sola
es una fuerza natural,
un huracán sacudiendo un vaso.
Es tu culpa, me dice,
bancátela.
Vos me dejás.
Es cierto, yo la dejo
-ser así-.
El otro la dejó también,
sola para que yo la malcríe.
Al final, se va al baño,
con sus caprichos a cuestas
y lanza.
Deberían prohibirle tomar vodka a las mujeres.
Deja el desastre y se va,
una fuerza de la naturaleza.
El gato puede dormir hasta tarde,
yo tengo que laburar.
En el camino, vomito contra un árbol.
Pero adentro mío queda algo
que no puedo expulsar.

0 comentarios:

Publicar un comentario